Durante
el período orientalizante, que en Huelva comienza en la segunda mitad del siglo
X a.C. y finaliza, como en otros lugares de la fachada atlántica y el Mediterráneo
Centro-Occidental, en la segunda mitad del siglo VI a.C., la ciudad llegó a
alcanzar la extraordinaria amplitud en esa época de más de 20 hectáreas “casa a
casa”, con zonas periféricas de ocupación más expandida. Para exponer los
hallazgos más relevantes correspondientes a dicho período, a los que sumar los
que constantemente se siguen produciendo, el actual museo provincial, con sus
depósitos saturados, resulta a todas luces insuficiente.
En
el inicio del período se sitúa el famoso depósito de bronces recuperado en 1923
por dragado del río Odiel, que ha sido fechado, preferentemente, en el siglo X
a.C. –a fines de la Edad del Bronce o inicios del Hierro según autores-. Sus
más de 400 objetos, armas en su mayoría, conforman el más importante hallazgo
de estas características en su época. Aunque transferido al Museo Arqueológico
Nacional, Huelva conserva un número importante de piezas de gran calidad que
merecen un espacio explicativo de cierta amplitud, interesando los avatares del
descubrimiento y su significado histórico.
El
segundo hito digno de atención lo representan los riquísimos ajuares de la
Necrópolis de La Joya, de fines del siglo VIII a.C. y gran parte del VII a.C.
Para establecer paralelos a este extraordinario conjunto funerario, máxima
expresión artística de la protohistoria peninsular, deberemos desplazarnos a
ámbitos etruscos y chipriotas contemporáneos sujetos a las mismas influencias
artísticas. La exposición de estos ajuares, más que reducidas vitrinas
estandarizadas, demanda espacios que permitan la recreación de, al menos, parte
de las tumbas y una comprensión de la necrópolis. A esta consideración cabe
añadir que en el actual Parque Moret existen grandes estructuras tumulares,
cuya no conservación supondría un verdadero acto de barbarie contra el
patrimonio impropio en nuestros días (además de un delito de acuerdo con la
legislación vigente). No desearíamos contemplar desde la impotencia, como por
desgracia ha acontecido en gran parte de la ciudad protohistórica, la pérdida de
dichas estructuras, para las que, de nuevo, habrá que prever la disposición de
áreas expositivas de las que carece el actual museo.
Un
tercer hito lo determina la irrupción directa y masiva del comercio griego
arcaico entre fines del siglo VII a.C. y segunda mitad del VI a.C. A las
numerosas cerámicas griegas, cuya cuantía será más adelante estimada, se unen
inscripciones tan significativas como las dedicatorias a las divinidades Nike
(La Victoria), Hestia (diosa del fuego del hogar) y al afamado Heracles. Todo
ello, obviamente, en estrecha relación con lo que las fuentes escritas nos
transmiten sobre Tartessos, al que prestarían detallada atención historiadores
tan relevantes como Heródoto o Éforo, geógrafos como Hecateo de Mileto o
Herodoro, o poetas como Estesícoro o Anacreonte. Las referencias geográficas
que algunos de estos escritores informan, junto a las del poema “Ora Maritima”,
nos sitúan en el litoral onubense.
Las
cerámicas ocupan un lugar principal en los museos arqueológicos por la profusa
información histórica, comercial, identitaria y de todo tipo que aportan. De
las actuaciones efectuadas en los últimos decenios en el casco histórico de
Huelva pueden extraerse consideraciones, con carácter provisional, del número
de vasos cerámicos exhumados de tradición local, fenicia, griega y otras
procedencias.
Los
niveles profundos subfreáticos de los solares Concepción 3 y Calle Méndez Núñez
7-13 / Plaza de Las Monjas 12 han proporcionado varios miles de cerámicas de
tradición local y otras tantas de tradición fenicia anteriores a la segunda
mitad del siglo VIII a.C., junto a un conjunto de vasos de otros lugares
mediterráneos (Chipre, Grecia, Lacio, Cerdeña). Entre las fenicias se cuentan
las más antiguas del Occidente mediterráneo y atlántico, hecho de enorme
trascendencia en la comprensión del fenómeno de la expansión fenicia
occidental. Con todo, estos hallazgos no suponen sino un botón de muestra
cuando se habilite un plan serio de excavación que alcance los niveles
profundos subfreáticos en determinados espacios públicos, entre los que cabe
mencionar la proyectada Plaza Arqueológica o la citada Plaza de Las Monjas, un
arbitrio que se ha plasmado en lugares como la Plaza de La Encarnación de
Sevilla –con tan buenos resultados para el patrimonio- o en el Teatro Cómico de
Cádiz en fase de puesta en valor, por citar dos ejemplos próximos entre los
miles de proyectos de recuperación patrimonial consecutiva a intervenciones
arqueológicas en espacios urbanos. Coetáneas a estas primeras cerámicas es el
muro fenicio del Cabezo de San Pedro, erigido mediante sillares de calcarenita
y mampuestos de pizarra.
Para
las cerámicas fenicias y de tradición local más tardías depositadas en el museo
provincial, una estimación aproximada no debe estar por debajo de los 150.000
ejemplares, cifra que, en cualquier caso, no representa sino una discreta
muestra de los millones de vasos de esas filiaciones que pueden corresponder a
un hábitat de la extensión señalada.
Especial
relevancia histórica y museística adquieren las cerámicas griegas arcaicas.
Sólo uno de los cinco cortes de la excavación dirigida por el Dr. Osuna en la
Calle Méndez Núñez reportó medio millar de ejemplares y una reciente excavación
en Calle Concepción 3 –un solar cuatro veces menor-, más de un millar.
Considerando las procedentes de otros solares y las recuperadas fuera de
contexto, en su inmensa mayoría inéditas, hablar de 20.000 ó 25.000 cerámicas
griegas arcaicas no nos alejaría de la realidad. Si ahora consideramos la
extensión total de las áreas investigadas, es claro que a Huelva llegaron
varios cientos de miles de vasos griegos arcaicos. Entre los exhumados contamos
con representaciones de numerosos talleres (Atenas, Corinto, Laconia, diversos
lugares de Grecia del Este como Quíos, Samos, Mileto, etc.), incluyendo piezas
de lujo de reconocidos pintores –caso de Clitias- o atribuidas a los círculos
del Pintor de la Gorgona y Sófilos, Pintor de Naucratis, Amasis y Pintor de
Boreads, así como vasos de comastas y de los Pequeños Maestros.
Como
ha sido reseñado en otros informes, el interés por los
hallazgos de Huelva ha trascendido la esfera local y nacional para ser objeto
de continuas referencias en incontables publicaciones internacionales. La
respuesta es clara: proporcionémosles el marco expositivo que merecen.
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