lunes, 11 de mayo de 2015

Necesidades de respuesta museística a los hallazgos tartésicos de Huelva (siglos X-VI a,C)


Durante el período orientalizante, que en Huelva comienza en la segunda mitad del siglo X a.C. y finaliza, como en otros lugares de la fachada atlántica y el Mediterráneo Centro-Occidental, en la segunda mitad del siglo VI a.C., la ciudad llegó a alcanzar la extraordinaria amplitud en esa época de más de 20 hectáreas “casa a casa”, con zonas periféricas de ocupación más expandida. Para exponer los hallazgos más relevantes correspondientes a dicho período, a los que sumar los que constantemente se siguen produciendo, el actual museo provincial, con sus depósitos saturados, resulta a todas luces insuficiente.
 
 
En el inicio del período se sitúa el famoso depósito de bronces recuperado en 1923 por dragado del río Odiel, que ha sido fechado, preferentemente, en el siglo X a.C. –a fines de la Edad del Bronce o inicios del Hierro según autores-. Sus más de 400 objetos, armas en su mayoría, conforman el más importante hallazgo de estas características en su época. Aunque transferido al Museo Arqueológico Nacional, Huelva conserva un número importante de piezas de gran calidad que merecen un espacio explicativo de cierta amplitud, interesando los avatares del descubrimiento y su significado histórico.  
 
 
El segundo hito digno de atención lo representan los riquísimos ajuares de la Necrópolis de La Joya, de fines del siglo VIII a.C. y gran parte del VII a.C. Para establecer paralelos a este extraordinario conjunto funerario, máxima expresión artística de la protohistoria peninsular, deberemos desplazarnos a ámbitos etruscos y chipriotas contemporáneos sujetos a las mismas influencias artísticas. La exposición de estos ajuares, más que reducidas vitrinas estandarizadas, demanda espacios que permitan la recreación de, al menos, parte de las tumbas y una comprensión de la necrópolis. A esta consideración cabe añadir que en el actual Parque Moret existen grandes estructuras tumulares, cuya no conservación supondría un verdadero acto de barbarie contra el patrimonio impropio en nuestros días (además de un delito de acuerdo con la legislación vigente). No desearíamos contemplar desde la impotencia, como por desgracia ha acontecido en gran parte de la ciudad protohistórica, la pérdida de dichas estructuras, para las que, de nuevo, habrá que prever la disposición de áreas expositivas de las que carece el actual museo.
 
 
Un tercer hito lo determina la irrupción directa y masiva del comercio griego arcaico entre fines del siglo VII a.C. y segunda mitad del VI a.C. A las numerosas cerámicas griegas, cuya cuantía será más adelante estimada, se unen inscripciones tan significativas como las dedicatorias a las divinidades Nike (La Victoria), Hestia (diosa del fuego del hogar) y al afamado Heracles. Todo ello, obviamente, en estrecha relación con lo que las fuentes escritas nos transmiten sobre Tartessos, al que prestarían detallada atención historiadores tan relevantes como Heródoto o Éforo, geógrafos como Hecateo de Mileto o Herodoro, o poetas como Estesícoro o Anacreonte. Las referencias geográficas que algunos de estos escritores informan, junto a las del poema “Ora Maritima”, nos sitúan en el litoral onubense.
 
 
Las cerámicas ocupan un lugar principal en los museos arqueológicos por la profusa información histórica, comercial, identitaria y de todo tipo que aportan. De las actuaciones efectuadas en los últimos decenios en el casco histórico de Huelva pueden extraerse consideraciones, con carácter provisional, del número de vasos cerámicos exhumados de tradición local, fenicia, griega y otras procedencias.
 
 
Los niveles profundos subfreáticos de los solares Concepción 3 y Calle Méndez Núñez 7-13 / Plaza de Las Monjas 12 han proporcionado varios miles de cerámicas de tradición local y otras tantas de tradición fenicia anteriores a la segunda mitad del siglo VIII a.C., junto a un conjunto de vasos de otros lugares mediterráneos (Chipre, Grecia, Lacio, Cerdeña). Entre las fenicias se cuentan las más antiguas del Occidente mediterráneo y atlántico, hecho de enorme trascendencia en la comprensión del fenómeno de la expansión fenicia occidental. Con todo, estos hallazgos no suponen sino un botón de muestra cuando se habilite un plan serio de excavación que alcance los niveles profundos subfreáticos en determinados espacios públicos, entre los que cabe mencionar la proyectada Plaza Arqueológica o la citada Plaza de Las Monjas, un arbitrio que se ha plasmado en lugares como la Plaza de La Encarnación de Sevilla –con tan buenos resultados para el patrimonio- o en el Teatro Cómico de Cádiz en fase de puesta en valor, por citar dos ejemplos próximos entre los miles de proyectos de recuperación patrimonial consecutiva a intervenciones arqueológicas en espacios urbanos. Coetáneas a estas primeras cerámicas es el muro fenicio del Cabezo de San Pedro, erigido mediante sillares de calcarenita y mampuestos de pizarra.
 
 
Para las cerámicas fenicias y de tradición local más tardías depositadas en el museo provincial, una estimación aproximada no debe estar por debajo de los 150.000 ejemplares, cifra que, en cualquier caso, no representa sino una discreta muestra de los millones de vasos de esas filiaciones que pueden corresponder a un hábitat de la extensión señalada.
 
 
Especial relevancia histórica y museística adquieren las cerámicas griegas arcaicas. Sólo uno de los cinco cortes de la excavación dirigida por el Dr. Osuna en la Calle Méndez Núñez reportó medio millar de ejemplares y una reciente excavación en Calle Concepción 3 –un solar cuatro veces menor-, más de un millar. Considerando las procedentes de otros solares y las recuperadas fuera de contexto, en su inmensa mayoría inéditas, hablar de 20.000 ó 25.000 cerámicas griegas arcaicas no nos alejaría de la realidad. Si ahora consideramos la extensión total de las áreas investigadas, es claro que a Huelva llegaron varios cientos de miles de vasos griegos arcaicos. Entre los exhumados contamos con representaciones de numerosos talleres (Atenas, Corinto, Laconia, diversos lugares de Grecia del Este como Quíos, Samos, Mileto, etc.), incluyendo piezas de lujo de reconocidos pintores –caso de Clitias- o atribuidas a los círculos del Pintor de la Gorgona y Sófilos, Pintor de Naucratis, Amasis y Pintor de Boreads, así como vasos de comastas y de los Pequeños Maestros.
 
 
Como ha sido reseñado en otros informes, el interés por los hallazgos de Huelva ha trascendido la esfera local y nacional para ser objeto de continuas referencias en incontables publicaciones internacionales. La respuesta es clara: proporcionémosles el marco expositivo que merecen.
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario